Pese a que las guías de Marruecos que consulté, decían que solo se puede subir al Toubkal en verano, mis amigos marroquíes me dijeron que, pese a ser mas difícil y técnica, dicha ascensión era posible en pleno invierno.
El plan era hacerlo en dos días con muchas horas de trekking. Dormir en un refugio de montaña a 3200 m. La segunda mañana, muy temprano y en la oscuridad atacaríamos la cumbre, que se eleva hasta los 4167 m. Para llegar a la cima tendríamos que cruzar glaciares, arroyos y acantilados. El pronostico indicaba que el tiempo nos favorecería y tendríamos muy buena visibilidad desde la montaña mas alta del Atlas, de Marruecos y del norte de Africa.
Salimos de Marrakech temprano con dirección al Atlas, luego de dos horas, llegamos en el 4×4 a Imlil, desde allí comenzaríamos a caminar. Pero antes desayunamos, alquilamos guantes, bastones, crampones y compramos el mapa de la zona. Justo antes del mediodía comenzamos la ascensión. Nosotros llevamos nuestras propias mochilas, cuando el resto de los grupos las enviaban en mulas. Tras 4 horas de un buen andar, llegamos al refugio de montaña, donde nos relajamos, descansamos, comimos, y nos preparamos para el día siguiente, el día mas importante, el cual nos exigiría física y mentalmente.
Nos acostamos temprano. Ya que a las 4,30 de la mañana, nos levantamos, desayunamos y salimos afuera.
Allí, rodeados de nieve e inmersos en la oscuridad reinante, ajustamos los crampones, encendimos los frontales y ayudados por los bastones comenzamos a dejar nuestras huellas en la nieve congelada, eran las 5,30 de la mañana. Una hora mas tarde, cuando amanecía nosotros seguíamos sin ver el Toubkal. Tuvimos q caminar otra hora mas, entre nieve y piedras, para divisar la ultima larga cuesta. Como esa ladera estaba sin nieve, nos sacamos los crampones y nos abrigamos ya que, a mas de 4000 metros de altura hace mucho frio. Tras varias paradas para descansar y sacar fotos, llegamos a la cumbre antes de las 8,30. La visibilidad era muy buena por lo que disfrutamos de las vistas mas altas de Marruecos durante media hora.
Luego emprendimos el descenso. Pasamos por el refugio a buscar nuestras bolsas de dormir y seguimos bajando hasta Imlil, la ciudad mas cercana. Tras diez horas de trekking, las dos personas que yo llevaba, una australiana y un americano, estaban exhaustos, pero felices de haber podido coronar la montaña mas alta del Atlas.
Javier Remon